De educación de jefes de proyecto en serie, a educar jefes de proyecto fuera de serie. ¿Qué deben mejorar las instituciones educativas para formar profesionales excelentes?

Para educar no hay que llenar un balde, sino encender una llama.

William Buttler Yeats

Introducción:

Como habíamos comentado en el post anterior, para llevar una excelente gestión de proyectos se requieren diferentes conocimientos que deben integrarse, ya que se espera que los jefes de proyectos demuestren una serie de habilidades, incluyendo competencias técnicas, relaciones interpersonales y comportamientos conductuales, que les permitan responder rápidamente a las diferentes situaciones  económicas, sociales y técnicas, que producen cambios inesperados trayendo consecuencias enormes en los proyectos. Esta es una de las principales razones por las que en muchas universidades y escuelas de negocios, imparten la gestión de proyectos como una parte importante de los programas de ingeniería, a tal punto que incluso las industrias llegan a invertir enormes cantidades de dinero en brindar a sus directivos capacitaciones y certificaciones en metodologías de proyectos, para de esta forma,  apostar por un mejor rendimiento en los proyectos. Sin embargo, dichos conocimientos no suelen satisfacer las necesidades de las empresas modernas, ya que los proyectos siguen fallando a un ritmo asombroso; hecho que podemos constatar con las cifras del Proyecto Chaos[1], en cuyo informe del 2009 señala que un 68% de todos los proyectos de TI fracasan.

¿La formación que reciben los jefes de proyecto, es realmente la más adecuada?

Basados en la brecha entre las expectativas esperadas versus las reales, y sobre la poca o ninguna evidencia empírica de si los jefes de proyectos certificados con los métodos populares de educación son más exitosos que los no certificados; podríamos entonces llegar a la conclusión de que la formación en gestión de proyectos impartida no está preparando adecuadamente a los jefes de proyecto para hacer frente al creciente nivel de complejidad, incertidumbre y del continuo cambio tecnológico y organizativo al que se enfrentan en la actualidad.

¿Cuáles son las áreas principales que se deberían considerar para preparar a los jefes de proyectos?

Para poder identificar los cambios necesarios para mejorar la calidad de la educación de la gestión de proyectos, se debe tomar a la formación como un proceso multidimensional y complejo, en el cual prima el desarrollo de las competencias del jefe de proyectos. Para esto se identificaron tres áreas principales:

1)      Desarrollo del pensamiento crítico para lidiar con la complejidad:

Para superar la inherente complejidad de los proyectos, se requiere que las instituciones educativas integren diferentes competencias, que abarcan, tanto el pensamiento conceptual, que les permite manejar situaciones más dinámicas y complejas, así como el pensamiento analítico y la flexibilidad, para que aprendan a reflexionar rápidamente sobre las diferentes situaciones cambiantes que suceden a su alrededor y tomar buenas decisiones.

Para esto, las instituciones académicas y profesionales deben trabajar en conjunto para llevar a las aulas casos reales, simulaciones y modelamiento de roles, lo cual preparará a los estudiantes, a afrontar la complejidad, que en el futuro ya no supondría gran dificultad. Es más, sabrían cómo actuar en medio del caos, eligiendo una técnica correcta en el momento adecuado.

Igualmente, el sistema educativo debería implementar actividades grupales que fomenten la competencia del trabajo en equipo, donde los estudiantes puedan asumir varios roles a lo largo de su formación, y a su vez, conozcan los distintos tipos de personas y cómo poder trabajar en un ambiente multidisciplinario.

2) Desarrollo de habilidades técnicas e interpersonales en los jefes de proyectos

En la formación para los programas de grado, se suele impartir una serie de habilidades técnicas, ya que son más fáciles de enseñar en comparación con las cualidades interpersonales, lo cual proporciona un desequilibrio en la preparación de las capacidades de gestión esenciales para lograr el manejo de proyectos tales, como el liderazgo enfocado a la competencia de impacto e influencia, a través del cual se desarrollan las habilidades de comunicación efectiva para lograr ser persuasivo y motivar e inspirar a los talentos que conformarán sus grupos de proyectos.

En el caso de los graduados, muchos de ellos ya se encuentran ejerciendo como jefes de proyecto, cargo que presumiblemente alcanzaron en base a sus competencias técnicas, mismas que en su momento pudieron conducir a brillantes soluciones dentro de  los requisitos del proyecto, pero, ante la falta de capacidad de gestión pudieron provocar proyectos fallidos. Por lo tanto, dichos profesionales deben comprometerse a llevar su entrenamiento de manera continua y en fases, durante el desarrollo de su vida profesional.

Es por eso que, hay una gran demanda de las certificaciones basadas en el conocimiento como PMP, las cuales erróneamente son vistas como el objetivo final del desarrollo de la gestión de proyectos en lugar del punto de partida. Cabe señalar, que esto no garantiza la competencia, ya que la profundidad y la amplitud de la formación no es algo que se puede lograr en uno o dos cursos o por recibir una certificación.

Por lo tanto, debe verse al desarrollo continuo de los jefes de proyectos como un compromiso de enfoque mucho más multifacético y sistemático. Lo que podría lograrse, por ejemplo, a través de programas de tutoría continua que introduzcan el coaching dentro de la misma empresa.

3) Crear conocimiento en el contexto de proyectos de la vida real.

A su vez, el sistema educativo debería sustituir la enseñanza teórica de conocimientos genéricos sobre la gestión de proyectos y reemplazarlos por enfoques prácticos de entornos reales, en los cuales se daría al estudiante una idea de qué esperar en el mundo profesional y cómo poderlo solucionarlo aplicando los conocimientos adquiridos, con lo que se mejorarían las posibilidades de éxito del proyecto.

Esto produciría un gran desafío, que implicaría una estrecha relación entre las instituciones educativas y las industrias, quienes en conjunto desempeñarían un papel fundamental en el camino de transformar jefes de proyectos, de buenos a excelentes, estableciendo un vínculo entre la teoría y la práctica que permitan a los alumnos seleccionar combinaciones apropiadas de conocimientos, prácticas y comportamientos que apoyen y fomenten el cambio continuo.

Conclusión

La formación de los jefes de proyecto implica desarrollar sus competencias, lo cual debe ser visto como un proceso multidimensional y complejo.

Los factores principales a considerarse en el desarrollo de los jefes de proyectos  son: desarrollar el pensamiento crítico para afrontar la complejidad, desarrollar habilidades interpersonales, en lugar de sólo habilidades técnicas y preparar a los jefes de proyectos para participar en el contexto de proyectos de la vida real.

Ninguno de estos factores son suficientes por sí mismos. Esto implica que el éxito de la gestión de proyectos es un proceso que siempre involucra la alineación de múltiples factores, como el poder afrontar la complejidad aplicando habilidades tanto interpersonales como técnicas al tiempo de prestar atención al contexto. Por tanto, las instituciones deben alejarse de la entrega de soluciones de paquetes y pasar a un enfoque de capacitación que permita a sus alumnos transformarse en profesionales excelentes con cualidades y competencias que les permitan adaptarse en ambientes de proyectos complejos.

infografia

[1]Es un estudio de investigación que trata sobre las tasas de éxito de proyectos de TI y las mejores prácticas de gestión de proyectos. Un proyecto se considera exitoso cuando cumplen todos los requisitos: a tiempo, en el presupuesto y en el alcance.

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